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"Que la crítica borre toda mi poesía, si le parece. Pero este poema, que hoy recuerdo, no podrá borrarlo nadie." Pablo Neruda
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Diari de Tarragona (España) - 19.Julio.2009

EL DOBLE EXILIO DE MARGARITA

«Cuando tenía once años tuve un disgustillo con Franco y me fui de España. A los 46, con Pinochet, sufrí un segundo exilio. Mi vida es así de simple», resume Margarita Sancho con voz teñida de resignación. Margarita es una de las 2.200 personas que se embarcaron en el Winnipeg, ahora hace casi siete décadas, rumbo a Chile desde Francia.

La expedición del Winnipeg, llena de españoles que acababan de huir de la derrota republicana en la Guerra Civil española, fue organizada por el poeta chileno Pablo Neruda, que había sido cónsul en España. Ante la pésima situación de los republicanos en Francia, Neruda ‘reclutó' a pescadores, obreros, médicos, ingenieros... para que se embarcasen hacia Chile y ayudasen a desarrollar al país al tiempo que se labraban un futuro. Pero también se ‘colaron' intelectuales como el padre de Margarita, Nicasio, un juez que había huido de la represión que le esperaba de haberse quedado en Catalunya.

Una exposición recreará en septiembre la odisea del que se bautizó como el ‘buque de la esperanza'. La muestra incluirá también el testimonio de Margarita, una historia que ‘comienza' en julio de 1936 en Madrid, donde residía Margarita con su padre y su hermano, Julián, siete años mayor. Su madre, Pilar, ya había fallecido.

«Era julio. Lo teníamos todo preparado para ir a Valencia a la playa. Había cocinado una tortilla y unos filetes. Pero mi padre vino a casa y nos dijo: ‘No hay viaje mañana. Se nos viene encima algo muy grande'. Y se fue. Tenía uno de los primeros carnets del PSOE. Era abogado pero también trabajaba en una farmacia y la UGT le encargó preparar vendas. Pudo ser diputado, pero no quiso para no tener que rendir obediencia al partido. Entonces estalló la Guerra Civil», explica Margarita.

‘Soy defensora de Madrid'

Margarita pudo haberse ido, pero se quedó al lado de su padre: «Soy defensora de Madrid, le decía a todo el mundo que me preguntaba. No teníamos comida. Tuvimos que quemar dos puertas de madera de casa para poder guisar en una cocina de carbón».

Margarita y su familia siguieron en Madrid hasta que nombraron a Nicasio juez en Caspe, en febrero de 1937. El avance franquista les obligó a huir. Primero a Catalunya y luego a Francia. Entretanto, su padre se había casado con «mi segunda madre», Anita. El 3 de abril de 1938 nació su hermanastro en Figueres, Carlos.

Al poco tiempo de estar en Francia, la familia recibió una carta del Gobierno galo que les conminaba a que se fueran a Chile a bordo del Winnipeg. «‘¡Chile¡ ¿Dónde está eso?', pensé. Fui a buscar enseguida un mapa. ‘¡Si está ahí abajo!', exclamé. Mi madre se puso a llorar, pero para mí era como una aventura», dice Margarita.

Cuando embarcaron, ninguno de los cinco miembros de la familia vio a Pablo Neruda, pero atesoraban un ejemplar de una edición limitada de España en el corazón, una colección de poemas de Neruda: «Sólo se imprimió una tirada de 1.000 ejemplares -asegura Margarita-. 997 los quemó Franco en Montserrat, uno lo tiene la biblioteca del Congreso de Estados Unidos, otro un banco, también de EEUU, y el tercero, yo». Ese ejemplar se lo prestaron a los radiofonistas del Winnipeg para que leyeran a través de los altavoces un poema cada día durante la travesía.

El Winnipeg partió del puerto francés de Pauillac el 4 de agosto y arribó al chileno de Valparaíso el 3 de septiembre. Un mes de navegación. «Los hombres dormían separados de las mujeres. Incluso comían separados -rememora Margarita-. Hubo una ‘rebelión' con las hamacas. Unas cuantas personas pagaron por reservar unas hamacas en la cubierta del buque. Cuando estábamos en pleno Atlántico, otros pasajeros las tiraron por la borda. ‘Hemos pasado una guerra, nos hemos jugado el pellejo y ¿vosotros tenéis hamacas?', les dijeron los ‘rebeldes' a los que habían alquilado las hamacas. Mi madre había criticado a mi padre por no coger una. Luego él le replicó: ‘¡Ves cómo hice bien en no alquilar una¡'».

Durante el viaje, cada día había actuaciones folclóricas. «Cantaban los maños y los andaluces, se bailaban sardanas... Los niños nos juntábamos y cantábamos eso de ‘Señor Don Gato, sentado en el tejado'», entona Margarita.

No sólo hubo alegrías. El momento más triste del viaje fue cuando a una pasajera se le murió un hijo. «Ella quería -rescata con voz velada Margarita- que lo enterrasen. Pero la tripulación lo tiró por la borda. No hubo más remedio. La derecha chilena ya decía que los españoles íbamos a llevar enfermedades. Imagine que lo primero que baja del barco es un cadáver».

‘¡Compañero, no llore!'

Margarita recuerda hasta la hora en que atracó el barco -las 10 de la mañana- y que la acogida fue «emocionante». «Nos metieron en una estación. Mucha gente gritaba ‘¡Viva España!'. Mi padre se puso a llorar y le dijeron ‘¡Compañero, no llore, que ha llegado a su patria!'».

En el Winnipeg también viajaba León Maza, un soldado republicano de 29 años. Miembro del Partido Comunista, también huyó de España. Margarita no lo conoció hasta 1944 en casa de unos amigos comunes que también habían viajado en el Winnipeg. Se enamoraron y se casaron. Montaron un hotel por donde pasaban líderes izquierdistas.

Cuando en 1973 Pinochet dio el golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende, Margarita y León decidieron huir: «Cada día mataban a un amigo nuestro», rememora. León era además amigo de Allende. Un sobrino de León, que era anticuario, tenía una vivienda en Tarragona y ambos se asociaron para montar una tienda en el Carrer Major. Era 1974. Margarita llegó meses después, ya en 1975. Así recalaron en la ciudad. León murió en 1978 en Tarragona.

Con una mirada que se pierde a través del balcón de su casa de la Rambla Nova, concluye: «¿La moraleja del Winnipeg? Que las guerras no sirven de nada. Sólo para sacar los malos instintos. Tengo la doble nacionalidad -española y chilena- pero me siento ciudadana del mundo».

Fuente:

http://www.diaridetarragona.com/tarragona/032667/doble/exilio/margarita